Si todavía no leíste los capítulos anteriores podés acceder acá: Capítulo 1: Tristeza, Capítulo 2: Recuerdos, Capítulo 3: Ira, Capítulo 4: Experimentos, Capítulo 5: Confianza, Capítulo 6: Insomnio, Capítulo 7: Antigua, Capítulo 8: Ensayos, Capítulo 9: Miedos, Capítulo 10: Vergüenza.
Capítulo 11: Aprendizaje
—Tengo que escribir esto. ¿Tenés una lapicera, papel, algo?
Camila no dejaba de sostener el huevo entre las manos.
Leila se rió y negó con la cabeza.
—Nada de objetos acá, no al menos que yo sepa. —le dijo —Por suerte tenemos ropa, al principio tenía miedo de andar desnuda o en pijama.
Camila parpadeó varias veces.
—Por algún motivo las personas aquí se ven vestidas, generalmente. Lo que vistes coincide con lo que piensas, eso es todo el cambio físico que he logrado, así que nada de escritura.
—Pero tengo que anotar cómo pasó, cómo es el lugar, cómo hice para llegar.
—Ya vas a tener tiempo para eso, ahora ayudame a despejar una duda.
—¿Sí? —Camila levantó una ceja.
—¿Conoces a alguien más como nosotras? Me cuesta creer que nunca te hayas cruzado con otra persona en tus sueños.
Camila levantó los hombros y negó con la cabeza.
—No, la verdad hasta hace poco creía que todo esto era un delirio de loquitos de internet.
Lei se rió.
—¿Loquitos como yo?
—Bueno, digamos que sonaba bastante esotérico tu blog.
Lei sonrió otra vez, sus dientes brillaron con el destello de unos brackets.
—A tu favor, —continuó Camila —escuché a mi hermano hablar sobre sueños lúcidos, al parecer aprendió algo por un amigo del dojo.
—¿En un dojo? No será de los que vienen aquí buscando pelea, ¿no?
Camila notó algo de desprecio en su voz. Técnicamente su hermano ya no buscaba pelea activamente, al menos no como antes, pero era innegable que tenía una aptitud privilegiada para encontrarla.
—No creo, no lo imagino así. Además lo que aprende ni siquiera es para pelear.— redobló en su curiosidad— ¿Hay gente que se pelea acá? ¿Cómo funciona eso?
—Ay, qué vida. —Lei usó una voz impostada y se le escapaba una risita entre las palabras.— Tienes tanto que aprender todavía, tanto por delante.
Hizo un gesto con la mano quebrando la muñeca para luego acariciar apenas el brazo de Camila. Sosteniendo el huevo en una sola mano, Camila imitó el movimiento que había visto tantas veces en mujeres mayores y odiaba en las reuniones familiares.
—Enseñame, corazona. —le clavó los ojos como guardando toda su imagen en sus pupilas.
Por un segundo Camila tuvo miedo de haberse excedido y que su chiste no aterrizara bien. Contuvo la respiración y sus pensamientos se aceleraron. Sintió como en su cabeza sobre analizada se estaba por liberar un torrente de cortisol. Empezó con sus movimientos repetitivos en la mano libre apretando sus dedos en orden.
Por suerte Lei estalló en una carcajada y le tomó la mano. El tacto era tan distinto allí, muchísimo más suave, casi como un campo electromagnético, una especie de imán. Devolvió sus ojos sobre los de ella e imitó su sonrisa.
—Empecemos.
…
Era difícil notar la diferencia de horario, pero la habitación empezaba a mostrar más luz en su fantasmagoria.
—Mujer, concéntrate, visualiza tu emoción otra vez, vela dentro de tus ojos.
Leila tenía sus manos entre las suyas, luz dorada salía de entre los dedos de ambas en breves destellos parpadeantes.
—¿Cómo es eso que me dijiste? ¿Hay personas que luchan acá?
—¡Concéntrate, no me cambies de tema!
Camila le hizo una mueca, miró el piso y bajó la cara dejando que el pelo la cubra.
—Pero sí, hay quienes vienen a pasar sus horas aquí a pelear, intentan cambiar a los demás o solo molestan con las emociones horribles que llevan encima.
Lei le llevó una mano a la cara acomodando un mechón detrás de su oreja.
—Relájate, ya va a salir bien. Respira hondo y piensa en algo calmo.
Camila le hizo caso, cerró los ojos e inhaló profundo; sintió como se llenaban sus pulmones y visualizó la playa dónde solían viajar en su infancia, logró incluso escuchar el mar rompiendo cerca suyo y el sonido del viento entre las hojas.
Cuando abrió los ojos estaba entre la arena blanca, no veía a Leila por ningún lado y pensó que nunca la belleza se le había hecho tan solitaria.
"There is no news.", 18 April 1930: the BBC's news announcer had nothing to communicate. Piano music was played for the rest of the 15-minute segment.
Eso es todo por hoy, espero que tengas una linda semana,
Hasta el domingo que viene,
Saludos,
Fidel
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