Capítulo 15: Roces
Vicente y Tristán intentan hacer congeniar a Ira y Tristeza antes de ser interrumpidos.
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Capítulo 15: Roces
—No te escapaste esta vez —Ira le dijo a Vicente.
—¿Por qué se escaparía? —preguntó Tristán.
—¿Me escucha? Eso va a ser para problema.
—No queremos problemas, dije. —Tristán seguía con las manos levantadas pero el halo azul que cubría a Ira se hacía poco a poco.
—No le hagas caso, no le debes haber gustado que la frenes —intervino Vicente.
—¿La? Tiene cuernos —dijo Tristeza.
—Vos también, bola de pelos, solo que no los ves.
Tristeza levantó el lomo y abrió la boca, mostrando los colmillos.
—Calmense, todavía no pude decir mi nombre —interrumpió— Tristán, por cierto.
Estiró la mano en dirección a su nuevo conocido. Vicente saltó enfrenté suyo y le tomó la palma completa. Sintieron un cosquilleo, como si algo de electricidad hubiese pasado por sus cuerpos. Tristán pudo ver imágenes de un chico sentado en su cuarto con la espalda contra la puerta cerrada, moqueando mientras oía gritos que llegaban del otro lado.
—Epa, ¿y eso? ¿Qué hacemos? —preguntó Vicente retirándose un poco.
—Perdón, fue sin querer, no lo controlo del todo.
—No sé, pero amigo, yo pensé que tenía demasiado enojo adentro, pero lo tuyo no es comparable.
—¿Cómo? ¿Enojo? Yo vi algo triste.
Se miraron fijo el uno al otro. La cara cuadrada de Vicente apenas si dejaba escapar algún gesto. Tristán notó que a pesar de tener cerca de la misma altura su contraparte tendría el doble de volumen y solo de músculo. Por otro lado, el competía con su largo pelo enrulado contra el rapado de Vicente.
Deseó no hacerlo, pero la mirada se le escapaba hacia el venado rojo que lo acompañaba.
—¿Qué le pasó? —preguntó Tristán.
—¿A quién?
—A tu emoción.
—Ah, ¿Ira? Es así, un poco desordenada.
—¿Desordenada? Parece un proyecto de laboratorio pisado por un camión —intervino Tristeza.
—Si no se calma tu hámster con cola se va a poner feo esto —Ira ya lograba moverse y casi no quedaba rastro del azul sobre ella.
—Perdón, perdón —dijo Tristán, interponiéndose.
—No pidas perdón. —dijo Tristeza.
—Pará con el desafío vos. ¿Ya vamos a arrancar con el pie izquierdo la primera vez que vemos a alguien?
—Sí —Ira y Tristeza dijeron a la par.
—Bueno, no —cortó Tristán.— Vicente, ¿de dónde sos?
—Me encantaría seguir con la charla de ascensor…
—Mentira —interrumpió Ira.
Vicente suspiró.
—Me encantaría, pero parece que no soy el único que vas a conocer esta noche.
Estiró el brazo sin manga y apuntó con el dedo detrás de Tristán que se dió vuelta y retrocedió.
—¿Quién es? —preguntó Tristán mientras Tristeza se le subía al hombro.
—No sé, pero no tiene buena pinta.
Ira se posicionó al lado de Vicente y bajó la cabeza para mostrar la cornamenta.
A solo unos diez metros de distancia, flotando sobre el estadio, una figura violeta los miraba escondida bajo una capucha. Su ropa se extendía hasta pasados sus pies y apenas dejaba distinguir la forma del cuerpo. No llegaba a la altura de ellos aunque tampoco diría que era bajo. De todas maneras, tampoco lograban distinguir si era bajo o baja. Tenía piernas finitas que terminaban en un par de borcegos militares. Entre sus pies, moviéndose de un lado al otro, un grupo de ratas del mismo color los miraba con ojos rojos.
—¿Qué es eso? —preguntó Tristán.
Detrás, Vicente pensó lo mismo, pero se mantuvo en silencio. Vicente apoyó una mano en el hombro de Tristán y tiró apenas de él.
—Cuidado, no me da buena impresión.
—¿Buena impresión? —respondió Tristán— Es de terror. ¿Qué le pasa?
La figura se movió titiland en un arco, rodeando a Vicente y Tristán.
—No creo que haya venido a ver la cancha —dijo Vicente que ya apretaba los puños instintivamente.—Pegá la vuelta, amigo—agregó en voz más alta, interponiéndose entre la sombra y Tristán.
—No queremos problemas. —acotó Tristán.
—Va a encontrar problemas. —dijo Ira, entre dientes.
Tristeza arqueaba el lomo levantando sus pelos e Ira coceaba en el aire, lista para arremeter. Vicente tenía que hacer un esfuerzo consciente para que su emoción no se abalanzara sobre la persona.
Ira estaba enfocada en las ratas violetas de ojos rojos. Era la primera vez que veía una Emoción de dos colores. ¿Sería una emoción combinada? Rojo era enojo, Ira. ¿Violeta? Quizás miedo, angustia, terror, pánico. Miedos acumulados y enojados no sonaba a algo que desearan encontrarse en la mitad de la noche.
La figura encapuchada se adelantó en su dirección y las ratas avanzaron con ella.
FIN DE LA PARTE UNO
Hola,
Hoy llegamos al final de la parte uno. Perdón por la hora a la que lo mandé, espero que no haya jugado demasiado con tu expectativa. Estoy contento con cómo termino esta primera parte, ¿a vos qué te pareció?
No quiero hacer demasiado extensa esta sección, así que voy a lo esencial. Quizás se viene otro proyecto de newsletter con una amiga, ya veremos. Con este segundo cliffhanger te dejo hasta la semana que viene.
Como siempre, si te interesa, voy a estar mañana lunes a las 20:00 por Twitch hablando de biología, ciencias y filosofía. Además, están disponibles los capítulos del podcast en YouTube y Spotify o pueden ver nuestros memes en Instagram.
Para darme una mano podés mandarme un cafecito, reenviar este mail a quien le interese o responderme con algo de feedback acá o por Twitter. Todo ayuda.
Hasta la semana que viene,
Abrazo,
Fidel